Poemas de Domenchina
Mis plantas, estas plantas
Mis plantas, estas plantas de impreciso
paso sin huella, errantes por el suelo…
Ayer anduve firme, y hoy no suelo
sentirme las pisadas cuando piso.
Anduve firme cuando Dios lo quiso.
En mi solar dejaba sin recelo
bien asentado el pie que ?en vilo, en vuelo?
hoy va, entre dos azares, indeciso.
Triste levitación de exasperado
?y en revuelo pueril de ala partida?
que cruza por la tierra, desterrado.
Tras su sombra, y sin huella, en una ardida
fuga de corto alcance alicortado,
sobre otra tierra ya, también perdida.
Hastío
Hastío - pajarraco
de mis horas-. ¡Hastío!
Te ofrendo mi futuro.
A trueque de los ocios
turbios que me regalas,
mi porvenir es tuyo.
No aguzaré las ramas
de mi intelecto, grave.
No forzaré mis músculos.
¡Como un dios, a la sombra
de mis actos - en germen,
sin realidad-, desnudo!
¡Como un dios- indolencia
comprensiva-, en la cumbre
rosada de mi orgullo!
¡Como un dios, solo y triste!
¡Como un dios, triste y solo!
¡Como un dios, solo y único!
Distancias
Distancias.
En la vida hay distancias.
El hombre emite su aliento,
el limpio cristal se empaña.
El hombre acerca sus labios
al espejo...,
pero se le hiela el alma.
(Pero... se le hiela el alma)
Distancias.
En la vida hay distancias.
La corporeidad de lo abstracto
Mujer. Palabra rubia,
de miel. Vaso de oro.
Persistencia monótona, de lluvia.
Silencio puro. Balbucir sonoro.
Mármol o bronce. Simulacro.
Corporeidad rotunda. Lanza
de emoción. Fuego sacro.
Cumbre de todos los instintos. Danza.
Médula de lo ignoto. Áurea vedija
inoercible. Vientre de los nombres.
Arca de la eternidad. Hija
del Hombre. Madre de los hombres.